El siguiente menú es el que anhelo para la Navidad:
Una entrada de besos y abrazos para sentirme bienvenido.
Una copa de palabras afectuosas de parte de la linda gente que me rodea cada día.
Sentarme en algún lugar, sin preferencia, ya que el hecho de ser parte de la mesa, eso me llena de satisfacción.
Una gran mesa rodeado de mis sueños para hacerlos realidad.
En la cabecera, mi proyecto de vida.
Ese camino que siento en mi corazón y me gustaría cumplir y que ya estoy caminando hacia él.
Poder observar con detalle a cada lugar y ver instantes de mi vida en los que la pasé bien.
Sillas repletas de experiencia y la ganancia que me ha dejado cada una a través del aprendizaje.
Una comida simple, pero abundante para que alimente mi ser de manera espiritual.
Retratos de aquéllas personas que bien supieron ser maestras.
Cuadros con los mejores títulos que pude recibir de la vida, que es el de ser un buen amigo y estar para quien lo necesite.
Mi bella familia, acompañando el plato principal que es el de ser guía durante mi vida.
Rodearme de risas y energía positiva.
Brindar por todo lo nuevo y bueno que llegue.
Levantar la copa y mirar al cielo y llorar de alegría por darme la oportunidad de celebrar.
Los postres serán todas las emociones que me generen esta cena.
Sacar una foto mental y panorámica para transformarla en eterna y sirva para motivación en futuros momentos.
Cerrar la noche sabiendo que sembré la semilla de la esperanza que renace en mí y saluda agradeciendo a Dios.
MARIANO SANTORO
