La causalidad te presentó ante mí y de a poco, me fui acercando más a tu vida y tu creación.
Rodeado de la bella energía del mar, musicalizaste un momento único.
Comenzaste a alimentarme con melodías especiales.
Y las letras, que fui investigando, casi que se asemejaban a mis propios pensamientos.
Gran compañero de mis espacios de soledad.
Y no hubo incertidumbre, sino que siempre te sentí un amigo.
Esa persona que está y te va a aconsejar y a sorprender.
Me diste mucho más de lo que cualquiera pueda esperar.
Y aún hoy, me ofrecés alegrías.
Estás de todas las maneras posibles.
Jamás habrá distancia porque las almas saben llegar directamente al corazón.
Los símbolos se cruzan y fusionan para forman algo novedoso.
Y no se trata de modas, sino de haber sembrado personalidad.
Mutaste en tantas oportunidades y en cada cambio, lograste nuevas partes de lo que componen tu ser.
Material y espiritual, gigante en un mundo pequeño.
Un planeta que anhela conocerte y descubrir tus misterios.
Privilegio que sólo pertenece a seguidores que te admiran.
Cuando la cantidad y calidad obtienen el equilibrio perfecto.
Hoy hay millones de corazones que celebran tu vida.
MARIANO SANTORO